martes, 21 de diciembre de 2010

cosas de una gala

El recreo, los nervios inundan la cancha, todos estamos deseando que suene la sirena para correr desvocados hacia las aulas, coger los bultos y subir unas estrechas y andrajosas escaleras hasta llegar al cutre y sucio baño.
Por fin, todos corremos como locos, es insoportable pero, en fin, son los gajes del oficio; llegamos al baño exhaustas y peleamos por uno de los baños, a cambiarse, la mayoría de las veces nuestras ropas son ridículas, la verdad ésta vez no, normalitas ni mal ni bien, eso me gusta pues no llamaremos la atención por esto pero sí por lo que nos espera.
El teatro, oscuro, tenebroso puede verse desde infinitos puntos de vista pero algo tenemos en común todos, siempre te entrarán nervios, te sudarán las manos y las fuerzas te flaquearán, para luego; triunfar o dejarte el alma ahí y hacer que todos disfruten. En fin parece que esa es  nuestra misión.
Bien, nos toca por un lado me encuentro nerviosa, por otro, ansiosa por salir al entarimado. Los profesores solo hacen gestos para silenciarnos pero , a nosotros nos da igual, estamos exhaustos por salir. Ahora, salimos lentamente y, en el silencio, solo se escuchan nuestros corazones desvocados y a punto de reventar, la adrenalina corre por mis venas y me quema.
Comenzamos a demostras lo que valemos, parece que , a medida que transcurren los segundos la nube de tensión se disipa y nos compenetramos, nuestros movimientos, ágiles y fluidos parecen casi irreales(o eso creo yo).
Se acabó, tanta tensión por fin a desaparecido y comienza a invadirme una sensación de serenidad a la vez paladeamos el triunfo en nuestra boca y nuestros oídos disfrutan de los aplausos.
Saludamos, felicitamos y nos marchamos tal como entramos ahora nos vamos

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