sábado, 5 de marzo de 2011

Miguel Falcón, un chico un tanto peculiar.

Doce y media de la noche y , en un despacho abarrotado de papeles y carpetas se encuentra Miguel un joven de 28 años  trabajando bajo la débil y mortecina luz de un flexo.

Consulta la hora en su reloj y se da cuenta de que es hora de volver a casa; se levanta y se estira tanto como cuando un león abre sus fauces haciendo sonar todas sus articulaciones quejumbrosas del cansancio.

Se pone el abrigo a sabiendas de que afuera hace un frío bastante incómodo y con un chasquido abre la puerta enfrentándose al exterior.

Con cuidado esquiva un charco y comienza a subir la larga cuesta para llegar hasta el coche ; a cada paso que da nota unas malas vibraciones, no le gusta ese ambiente lo conoce desde hace mucho.

Apresura el paso para llegar cuanto antes al coche no es el lugar indicado para una reyerta no le gustaría despertar a nadie a esas horas aún a sabiendas de que alguien lo busca desde hace mucho tiempo.

Pasa bajo una farola y percibe tras de sí una sombra en efecto lo seguían, rápidamente tomo control de la situación con un frí y calculador movimiento; se desvió de la ruta inicial yendo a parar a un callejón sin salida, al menos si aquel peculiar individuo no conocía el lugar lo llevaría a la cueva del lobo.

Se esconde en las sombras esperando, intenta evitar ante todo problemas espera que la trmapa funcione.

Oye los pasos, rítmicos al igual que los latidos de su corazón, los pasos pronto se acaban dando a entender que el individuo duda si segui hacia adelante o volver sobre sus pasos.

Oye dos chasquidos que le hielan la sangre puesto que eso significa que la persona va armada y sus intenciones son serias.

De momento juega con el factor sorpresa de que  no tiene localizada su posición y, sin más preámbulos se mueve sigilosamente entre las sombras arriesgándose a que un sencillo moviemiento en falso de  a saber su posición.

La sangre de le agolpa en la cabeza de un modo casi doloroso se juega la vida en esto, sus manos sudorosas no paran de temblar.

Su inseguridad se esfuma para a continuación impulsarse y rodear el cuello de su perseguidor con una peligrosa llave de karate, cosa que aprendió en la academia.

-¿Que quieres?- Le preguntó sin dudar ni un segundo.-Te quiero a ti- contestó el individuo con una voz conocida.

-Capitán, que hace aquí-ahora si que estaba extrañado el joven.

Ya en su casa en la cocina preparando un chocolate bien cargado se sentía orgulloso de su breve actuación puesto que su capitán lo había puesto a prueba y había realizado un excelente trabajo. Colocando con cuidado sobre la mesa las bebidas se disponía a preguntar el por qué de aquella inusual visita.

-Además de querer comprobar tu estado vengo a comentarte tu próxima misión, en ella requerirás de toda tu maña e inteligencia pues será dura y no han vuelto todavía los agentes que se han mandado pues en vano han intentado realizar un trabajo que les iba grande, pero sabemos que tú eres el único capaz de realizar con éxito la misión-mientras el capitán hablaba Miguel no hacía más que pensar que había dejado su doble vida para poder tener una vida normal, ahora tendría que jugar en la balanza consu vida.

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